REINVENTAR EL SER HUMANO

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Sexo sin reproducción: el feminismo postmoderno

El movimiento feminista es un movimiento social, político y cultural que busca la igualdad entre hombres y mujeres y la eliminación de la opresión y la discriminación basada en el género.

Se ha desarrollado en diversas corrientes a lo largo del tiempo, cada una con enfoques y prioridades específicas, y ha sido fundamental en la reivindicación de los derechos civiles y políticos de las mujeres, consiguiendo importantes avances en la legislación y las políticas que promueven la igualdad entre hombres y mujeres en muchos países.

  1. Dos posturas polémicas del feminismo de las décadas de 1960 y 1970

De entre las distintas posturas dentro del feminismo, cabe hablar del feminismo de la diferencia (o feminismo cultural) y del feminismo de la igualdad.

El primero sostiene que las mujeres tienen características distintivas que deben ser reconocidas y valoradas; el segundo, cree en la equiparación de los géneros en la sociedad sin considerar las diferencias biológicas o culturales entre hombres y mujeres.

Otra postura es el feminismo radical, que se origina en la década de 1960 como una respuesta crítica a las limitaciones percibidas en los movimientos feministas anteriores.

Una de las principales características del feminismo radical es su lucha contra el patriarcado. El patriarcado hace referencia al sistema social, político y cultural que otorga poder y privilegios a los hombres, mientras subordina y oprime a las mujeres. El feminismo radical considera que esta opresión es la base de la desigualdad de género en diversas áreas de la vida, incluyendo la política, la economía, la cultura y las relaciones personales.

Asimismo, el feminismo radical cuestiona las instituciones y estructuras existentes, como la familia nuclear, el matrimonio y el sistema económico capitalista, que se perciben como reforzadoras del patriarcado y de la desigualdad de género, y busca la transformación de estas estructuras para lograr una sociedad más justa y equitativa.

También ha abordado la violencia de género como un tema central de preocupación; ha trabajado para crear conciencia sobre la violencia machista y para combatirla, tanto a nivel individual como estructural, y ha promovido la importancia de crear espacios seguros para las mujeres, así como políticas y servicios que brinden apoyo a las víctimas de violencia de género.

Es importante señalar que el feminismo radical ha sido objeto de críticas y debates en el seno del movimiento feminista y en la sociedad en general. Algunas críticas argumentan que su enfoque en el patriarcado puede pasar por alto otras formas de opresión como la raza, la clase social y la orientación sexual. También se ha discutido sobre las estrategias y tácticas utilizadas por las feministas radicales, ya que algunas de ellas pueden ser percibidas como confrontativas o excluyentes

2. Cuestionando la identidad de género: ¿un feminismo Trans o un feminismo Queer?

Las teorías posmodernas y posestructuralistas en el feminismo posmoderno, el feminismo queer, han cuestionado la distinción establecida por las teorías feministas del feminismo clásico que sostiene la relación entre el sexo y el género. Según esta corriente, el género no es una verdad fija y objetiva, sino que se construye siempre en relación con otros aspectos de la identidad, como la raza, la orientación sexual o la clase social.

Blanca Castilla, en su artículo "Cultura, naturaleza y persona: género y estructura personal”, sostiene que es importante reconocer que esta perspectiva de género, esta perspectiva cultural, no solo es legítima, sino también necesaria. Se trata de una herramienta de análisis social que ha contribuido a promover una sociedad más justa y que puede seguir haciéndolo si se utiliza dentro del ámbito que le corresponde, es decir, el de las acciones humanas. Sin embargo, se ha observado que esta categoría se ha vuelto omnipresente y ha adquirido la forma de una ideología imparable.

La aparición de identidades de género no normativas ha supuesto un reto para el feminismo tradicional, que se ha encontrado en la disyuntiva de decidir si incluir o no a estas nuevas identidades en su lucha. Esta cuestión ha dado lugar a dos corrientes de pensamiento feminista: el feminismo trans y el feminismo queer.

El feminismo trans defiende la inclusión de las personas trans dentro del movimiento feminista, y lucha por la eliminación de la discriminación y la violencia que sufren estas personas en su búsqueda de una identidad de género coherente con su identidad interna.

Por su parte, el feminismo queer defiende que la identidad de género no es una categoría fija e inmutable, y que por tanto no debería ser objeto de políticas específicas ni de reivindicaciones discriminatorias. En este sentido, se defiende que la lucha feminista debe centrarse en la eliminación de todas las formas de opresión y discriminación.

Ahora bien, ¿qué pasa si se borran las diferencias entre hombres y mujeres? Que el feminismo pierde su objeto de lucha, porque entonces ¿a quién defienden? Es esta una cuestión a debatir dentro de las distintas posturas feministas.

3. Postulados postmodernos del feminismo de género.

En el contexto de la filosofía postmodernista, los postulados acerca de la ideología de género se afirman y desarrollan de manera significativa. Estos postulados plantean nuevas perspectivas y desafíos a las concepciones tradicionales sobre el género, suscitando debates y reflexiones sobre su construcción social y su influencia en nuestra sociedad. Sin embargo, hay que decir que un postulado es una proposición cuya verdad se admite sin pruebas para servir de base en ulteriores razonamientos lo que significa que postulados que sostengan lo contrarios pueden ser igualmente válidos.

Los postulados de la ideología de género se basan en planteamientos filosóficos de autores postmodernos, por tanto, aunque se pueda criticar el postulado como tal, es necesario ir a las ideas que lo sostienen, cosa que haremos en otro post.

  1. El primer postulado sostiene que el género no es algo con lo que se nace, sino que es una construcción social y cultural que se aprende y se construye a lo largo de la vida. Las características asociadas a cada género son resultado de procesos de socialización y no de una determinación biológica fija. Desde temprana edad, se nos enseñan roles y estereotipos específicos asociados a ser niño o niña, a través de mensajes directos e indirectos provenientes de la familia, la escuela, los medios de comunicación y otros contextos sociales. Esta socialización dej género influye en la manera en que nos percibimos a nosotros mismos y en cómo nos relacionamos con los demás.

  2. El segundo postulado plantea que la sexualidad es polimórfica, es decir, presenta diversas formas y expresiones. Según esta perspectiva, cada individuo tiene la capacidad de experimentar su sexualidad de maneras diferentes, sin que exista un único patrón establecido. Las personas pueden identificarse como hombres, mujeres, ambos, ninguno o en constante fluidez en relación a su identidad y orientación sexual. Se reconoce la diversidad y se promueve el respeto hacia las diferentes expresiones de la sexualidad.

  3. El tercer postulado cuestiona la concepción tradicional de la familia y plantea que esta es un invento obsoleto y decadente que necesita ser reformulado. Se sostiene que los modelos familiares son variados y no existe un único modelo válido. Las personas tienen la capacidad de decidir cómo organizar sus relaciones afectivas y parentales, sin que exista una estructura familiar predefinida. Se reconocen y valoran las diferentes formas de familia, considerándolas igualmente válidas y legítimas.

  4. El cuarto postulado plantea una crítica a la concepción tradicional de los roles de género y sostiene que los hombres, como género, son la causa de todos los males de la humanidad. A su vez, se enfatiza que las mujeres son moralmente superiores a los hombres. Este postulado busca poner de manifiesto las desigualdades de género históricamente presentes en la sociedad y promover la equidad entre hombres y mujeres.

  5. El quinto postulado plantea que la violencia es unidireccional y se da siempre desde el hombre hacia la mujer. Esta afirmación busca visibilizar y abordar las violencias que sufren las mujeres debido a su género. Se busca poner de relieve las desigualdades de poder y las estructuras de dominación presentes en la sociedad, con el objetivo de promover una cultura de respeto y eliminar la violencia de género en todas sus manifestaciones.

5. Conceptos esenciales que sostienen los postulados del feminismo de género

Los conceptos esenciales que sostiene el feminismo de género para formular sus postulados son los siguientes:

  • No existe una ley natural, por lo tanto, los códigos éticos son subjetivos.

  • La monogamia es una imposición social arbitraria.

  • Todas las prohibiciones con respecto al disfrute de la sexualidad son leyes coactivas, impuestas de manera arbitraria para evitar la violencia en las relaciones sexuales.

  • La sexualidad y el erotismo no se identifican, por lo que es necesario romper la relación entre sexualidad y reproducción, ya que esta última es propia de los animales que tienen relaciones sexuales únicamente con el propósito de procrear. Según Marcuse, este "nuevo" hombre supera al hombre "normal", y para lograrlo es necesario transgredir las normas sociales y pasar a la civilización del Eros.

  • El matrimonio heterosexual es una imposición establecida precisamente para asegurar la procreación, pero no se fundamenta en ninguna ley objetiva. La homosexualidad, así como otras prácticas sexuales, han sido tabú porque han sido prohibidas por la sociedad, y esta ha asumido costumbres sociales que se han convertido en ley, pero en realidad no existe ninguna base objetiva para afirmar que así sea.

Otros conceptos fundamentales son:

  • Heterosexualidad normativa.

  • Patriarcado.

  • Represión.

  • Transgresión.

Como bien señala Martínez de Guisasola en "La ideología de género", en todas estas posiciones se encuentra un principio básico: para disfrutar de la sexualidad, es necesario separarla de la procreación, ya que sin esta separación no hay goce. En realidad, la unión entre procreación y relaciones sexuales se da de manera imperativa a través de la obligatoriedad del matrimonio monógamo, y al ser la familia la que perpetúa esta hegemonía, se convierte en el objetivo a destruir. En este sentido, se insta a una subversión de las leyes para que la sexualidad pueda ejercerse en libertad, extendiendo el placer a todo tipo de relaciones.

Por último, se señala que si no existen normas inmutables y la ética ha sido impuesta por la sociedad, el único criterio normativo es el deseo, el cual pertenece al ámbito estrictamente subjetivo.