¿Quién dirige la IA? La lucha de poder entre gobiernos, gigantes tecnológicos y expertos

Los autores que gobiernan y dirigen el desarrollo tecnológico de la IA podemos agruparlos en cuatro categorías:

1. Los Gobiernos que legislan preocupados por la seguridad, la ética y, por supuesto, por no quedarse atrás en la carrera global.

La Unión Europea ha sido la primera en crear un reglamento completo. Su filosofía es sencilla: clasificar la IA por nivel de riesgo.

Estados Unidos opta por un enfoque menos estricto. Debido a la fuerte competencia con China, su lema es innovar primero y, en general, confían en que la industria se regule a sí misma.

En China, la inteligencia artificial es un proyecto nacional. El gobierno da órdenes en lugar de sugerencias. Para lanzar un servicio de IA, se necesita una licencia y es obligatorio que la tecnología respete los valores socialistas fundamentales.

El Reino Unido y la ONU organizan cumbres mundiales para que los países firmen acuerdos de cooperación. Su objetivo es establecer reglas mínimas y evitar que el futuro de la inteligencia artificial se convierta en un caos de intereses opuestos.

2. Los gigantes tecnológicos

Si los gobiernos escriben las leyes, estos gigantes construyen la realidad. Son los que de verdad deciden qué es posible.
Hablamos de OpenAI, Google DeepMind, Meta y Anthropic. Cada uno tiene su propia filosofía y actúan como leyes privadas que prohíben usar su creación para cosas como fabricar armas o generar desinformación.

3. Investigadores y coaliciones

Por último, está el grupo que no puede legislar ni invertir grandes sumas en tecnología, pero aporta algo igual de valioso: ideas y advertencias.
Son las universidades de élite como Stanford o el MIT, donde nace la investigación que impulsa todo lo demás. Son también los consorcios donde los propios gigantes tecnológicos se sientan a debatir sobre buenas prácticas.

4. ONGs

Estas organizaciones son la principal defensa frente a un futuro digital que podría afectar los derechos humanos. Trabajan para reducir la brecha digital y buscan que los beneficios de la tecnología lleguen a quienes suelen ser ignorados por el mercado.

Al observar estos cuatro actores, surge la pregunta de qué papel tiene el usuario en el desarrollo de la inteligencia artificial. Como consumidor, puede rechazar los avances tecnológicos, aunque esto lo colocaría en la categoría de personas no mejoradas, con las posibles consecuencias que eso implica.

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